Lic. Fidel HILARIO HUAMANÍ (Profesor, Periodista y Psicólogo Educativo)

Ni EMAPA, ni SEDAPAL, ni SEDAM son formas honestas y humanas de democratizar y universalizar el agua; son por el contrario representaciones lucrativas, desalmadas e injustas de lucrar con un líquido elemento que por derecho natural nos corresponde a todos los hombres sin distinciones absolutamente de nada. 

Y todos los estados, definitivamente todos, están en la OBLIGACIÓN de garantizar que el agua fluya gota a gota en la boca de todos sus ciudadanos, sin que esto represente un pretexto para ensanchar las arcas poco honestas de estas empresas municipales que son el embrión de un proceso largo e interminable de privatizar y elitizar el agua.

La idea extrema de agua GRATIS PARA TODOS tampoco es justa. El agua en sí, como elemento vital que garantiza la vida, debe de estar exento de todo tributo. El aseguramiento del servicio de agua de calidad y suficiente SÍ debe demandar un costo al ciudadano, pero NO un costo usurero, monstruoso y casi de lucro grupal que actualmente demuestra la formalizada caja chica de todos los alcaldes huancavelicanos: EMAPA Huancavelica. Quienes deben incluso costear los gastos de la gestión del agua son las empresas mineras, agrícolas y constructoras que succionan desalmadamente el agua destinada para las miles de bocas secas de los más pobres.

En tiempos en que la sequedad cerebral impide a los gobernantes de turno invertir en el aseguramiento de la vida, la sed ciudadana demanda que se destinen mayores recursos a obras de infraestructura hídrica para dotar de agua para el consumo humano, el uso agrícola e industrial.

SUNASS, como regulador del agua, sólo abre sus cañerías de lucro para un grupo económico que está empeñado en hacer del agua el negocio del siglo; mientras tanto, los minúsculos “cuenta gotas” como EMAPA Huancavelica no son más que apéndices politizados que buscan únicamente ensanchar los bolsillos rotosos pero ruines de cada alcalde de turno.

En tanto, es más turbio la mentira del agua en la boca del gerente de EMAPA Huancavelica que rejura por las arrugas de su abuela que el servicio del agua no se incrementó; sin embargo, la tinta seca de los recibos de agua lo desmienten como los que tengo hoy al lado de mi laptop que me asevera que sí hubo un incremento de S/. 15.40 a S/. 19.10 en un servicio sin medidor que usualmente EMAPA implementa en sectores altos como Santa Ana, Santa Bárbara y Yananaco pensando que sus movidas lucrativas no se van a demostrar; empero, la pureza del agua no quepa en la cara de los “qacha karas”.

Defender el agua no es un asunto político coyuntural ni de protagonismo social ni sindical ni mucho menos de una pose de populismo; defender el agua es un derecho tan elemental que equivale a defender la propia vida y en esencia se convierte en un estandarte de la dignidad humana que sobrepasa la terquedad de cualquier alcaldillo, gerente o presidente de directorio que quiere hacer del agua su transitoria jornada de lucro.

Honor, respeto y admiración viva y llameante a los ciudadanos (as) que con el reciente paro han advertido y señalado a los obtusos gobernantes que el agua no es un tema de política electoral, sino, es un asunto de vida y muerte y que defenderla puede sobrepasar cualquier heroísmo libresco y ser el inicio de una gesta popular de reivindicación ciudadana. Estamos advertidos.